Todo parecía perfecto, un ambiente cuidado y agradable, no se puede pedir más (pensaba Carlos). Saludos, felicitaciones, agasajos…aunque la mayoría de las personas que lo saludaban le parecían completamente desconocidos.
Su mundo interior había hecho posible que este momento presente fuera otra realidad completamente diferente. Perdido, casi autómata, de un lado para otro, entre risas y comentarios que se evaporaban en la fugacidad del momento.
La noche ya empezaba a convertirse en una pesadilla de la que tampoco era muy consciente.Aguantando el tipo hasta el final y sin saber por qué.
Un episodio más, sólo otro.
El premio apenas supuso una anécdota inesperada.
Después de los avatares de la noche y sin saber porqué Carlos se dirigió al embarcadero. Al llegar una fuerza inexplicable orientaba sus pasos hacia el banco en el que estuvo sentado la última vez. Ya sentado, encendió un cigarro y miró hacia el agua, débilmente iluminada por las pocas farolas que aún lucían.
Pensamientos, recuerdos, anhelos, interrogantes y lágrimas contenidas habitaron en él hasta quedar dormido.
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1 comentario:
Hola!! Gracias por compartir!!
Te dejo un relajante y cálido abrazo de luz.
Beatriz
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