Súbito y dulce despertar a media mañana, hora poco habitual para Carlos que sintió una fuerza tranquilizadora al abrir los ojos como si nada hubiera sucedido.
O es que ¿quizás realmente nada sucedió?La confusión era la dueña de su mente.
Preparó todo con la intención de que el día fuera de lo más normal.
Salió de casa y tomó un café en el lugar de siempre acompañado por la lectura rápida del periódico local. Después subió al coche para dirigirse a su trabajo, una editorial en la que trabajaba desde hace siete años publicando relatos cortos, poemas y algún ensayo sobre temas de actualidad.Allí se sentía libre pero poco valorado.
Cuando llegó a la editorial todo estaba como cualquier otro día, salvo una nota que encontró sobre la mesa de su despacho. (“Te espero mañana a las diez y media en el embarcadero”). Al leerla sintió un frío paralizante y su mente oscureció de nuevo.
El resto del día hizo como que trabajaba, las horas fueron eternas, los folios caían a la papelera con mil tachones y sólo habitaba una pregunta en su mente.¿Quién habría escrito la nota?
......
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