10 ene 2009

VIVE Y DEJA VIVIR




¿Deseamos lo que no tenemos y nos comparamos con los demás?.¿Disfrutamos con la desgracia del vecino y sufrimos cuando los demás son felices?.¿Sí?...pues estamos revelando nuestras propias miserias.
Pero ¿por qué este sentimiento está tan presente en nuestra vida e incluso hasta con las personas más cercanas y a las que a decimos querer?.Y es que la envidia es tan antigua como los hombres .¿ Recuerdan la historia de Caín y Abel?.
Unamuno decía que la envidia era un virus que infectaba la vida española y que podía herir de muerte y ¡cuanta razón tenía!.Es cierto que la envidia trastorna la mente y en los ámbitos social y político su poder es muy peligroso ya que nace de la insatisfacción y genera sentimientos de rencor. Para colmo de los colmos el narcisismo nos corroe y desborda las ansias de destacar y ser el centro, de ser "más" y de ser "el mejor" siempre y en cualquier circunstancia por muy ridícula que sea. Y así , ¡no se puede vivir¡.
Pero somos tan necios que en vez de asumir nuestras carencias y tratar de resolverlas nos dedicamos a odiar y a destruir a todo el que nos las recuerde. Y para que rebose el vaso, el envidioso rebaja por decreto ley los méritos de los demás, enmascarando así su envidia e incluso llegando a hacer manifestaciones de afecto para esconder sus miserias.
Desde aquí quiero hacer una llamada por esa envidia sana como un deseo de contar con las actitudes positivas y los valores de las personas dignas de ser envidiadas pues de esta manera nos estaremos enriqueciendo y ayudando para crecer como personas. Esta es la envidia que realmente vale la pena, la que te ayuda a mejorar y a cambiar de perspectivas.
Basta ya de envidiar lo que hacen los demás en vez de preocuparse por lo que uno hace . Es más fácil destruir que construir y nos pasamos el día afilando la lengua. Lo que es importante de verdad son las cosas que no se dicen, son las cosas que se sienten: una caricia, el fuego lento de la ternura.
Hay demasiada gente que se cree grande solo por proyectar una gran sombra de arrogancia. Esa sombra no abriga.
Hay que recelar de los aplausos.
Muchas veces, el que te da palmadas en la espalda lo hace porque aún no puede darte puñaladas.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dijo Napoleón: "La envidia es una declaración de inferioridad".Es muy triste que se rompa una amistad por envidia pero ¿era verdadera la amistad?.
Es muy duro... y como dices las puñaladas llegarán del que creías tu hermano e incluso de tu misma sangre.